lunes, 4 de julio de 2011

Babilafuente

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Antiguas tejeras


Quintín García. BABILAFUENTE




En 1967 cerró la fábrica grande. En el 68 el último tejar, la fábrica pequeña se mantuvo sólo hasta el 84. Se dijo que no había posibilidad de competir con la industria grande y modernizada. Pocos años más tarde Babilafuente perdió también una fábrica de harinas que daba trabajo a 25 obreros.

Babilafuente llegó a tener en 1960. 1.469 habitantes. Había sabido conjugar la agricultura tradicional con otras fuentes de trabajo y riqueza. En 1979 bajó a 1.069. Los pequeños capitales que se habían mantenido en los pueblos con la industrialización emigraron a negocios más rentables.

Hoy la población está establecida, pero falta trabajo. La agricultura sigue mecanizándose y ofrece perspectivas inciertas con la aplicación de la Política Agraria Comunitaria: nuestros productos no son competitivos en Europa. ¿Encontrarán las palomas de la vieja fábrica nuevos caminos?.

El tejar producía, con los barros del lugar, tejas, baldosas y baldosines. Era una actividad familiar que empleaba a todos sus miembros, más cuatro, cinco u ocho obreros o aprendices. Se trabajaba desde el primero de mayo hasta el cuatro de octubre (época más propicia por la falta de lluvias).

Con la comercialización asegurada por la comarca de Peñaranda y en toda la provincia gracias al ferrocarrril cercano, en 1918 inició sus trabajos una fábrica más grande. Tenía 14 hornos, 30 obreros y produciía 20.000 ladrillos diarios. En 1960 se instaló una nueva fábrica, más pequeña, con ocho trabajadores y unos 10.000 ladrillos diarios.

La tierra desgranada de los viejos adobes y las hierbas salvajes van sepultando al carro definitavamente anclado en la sombra. A principios del siglo XX hubo 40 tejares. En 1995 se habían reducido a 12. Cada tejar tenía una producción de 150.000 tejas y 100.000 ladrillos. El último dejó de funcionar en 1968 por competencia de las fábricas del mismo pueblo.

Artículo publicado en el Adelanto el 15 de junio de 1998.

La planta de Biotenol de Babilafuente consolida a Abengoa


Cibersur.com. BABILAFUENTE

17-2-2011


La compañía apuesta por el etanol de segunda generación, con una capacidad de ahorro de emisiones GEI superior al 80 por ciento en el transporte, en línea con su compromiso por el desarrollo sostenible y la innovación tecnológica.

El conocimiento y la experiencia adquirida desde la puesta en marcha en 2009 de la planta de demostración de producción de bioetanol de segunda generación en Babilafuente, ubicada dentro de la planta de Biocombustibles de Castilla y León (BCyL) en Salamanca, ha situado a Abengoa en una posición de liderazgo en la producción de etanol lignocelulósico.

Este proyecto, que recibió financiación para su construcción y puesta en marcha de la Comisión Europea a través del V Programa Marco, tiene hoy una capacidad de producción de 5 ML anuales y utiliza como materia prima paja de trigo y maíz. Desde su arranque, la planta de demostración de Babilafuente ha completado más de 5.500 horas de operación con rendimientos de 200 L por tonelada de paja fermentando exclusivamente a partir de la celulosa.

El objetivo de la planta es alcanzar un rendimiento superior a los 300 L por tonelada, y fermentar adicionalmente los azúcares de cinco átomos de carbono (C5), abriendo la puerta a la siguiente etapa en la evolución tecnológica del
proceso.

La importancia de los biocatalizadores o enzimas, en la de producción de etanol a partir de biomasa, es tal, que la compañía ha destinado una línea de investigación específica -Programa Tecnológico de Desarrollo de Enzimas- para desarrollar enzimas optimizadas más efectivas, reducir el consumo y, por tanto, el impacto económico en el proceso. De hecho, parte de las enzimas que se están utilizando en Babilafuente son de producción propia, por lo que es la única compañía con capacidad para demostrar su funcionamiento en condiciones industriales.

Estos resultados han demostrado la viabilidad de la tecnología de la hidrólisis enzimática en la que la compañía lleva trabajando mucho tiempo y haciendo grandes inversiones. Por ello, Abengoa tiene previsto poner en práctica esta tecnología a escala comercial en la planta que construirá en Hugoton, Kansas (Estados Unidos), y que tendrá una capacidad de 100 Ml anuales. Este proyecto se está desarrollando conjuntamente con el Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE), y se convertirá en la mayor planta comercial de producción bioetanol a partir de biomasa hasta la fecha, que permitirá ahorrar aproximadamente 135.000 t de CO2 anuales, las mismas que emiten en un año 35.000 de automóviles.

Catorce héroes de Babilafuente

Foro Castellano. BABILAFUENTE

Catorce vecinos republicanos de Las Villas intentaron evitar en Babilafuente el paso de un tren con tropas franquistas hacia el frente de Madrid. Detenidos horas después por pistoleros falangistas, varios fueron ejecutados a las pocas semanas y del resto tras una breve estancia en la cárcel provincial de Salamanca, se dispuso su traslado al penal de Burgos. Nunca llegaron. No es una novela de ficción, ni el argumento de una película de Ken Loach, es la historia real de catorce personas que trataron con sus limitados medios entorpecer el avance de los fascistas hacia Madrid.

Unas fichas en un registro municipal

El investigador J. María Collados, encontró en un registro de La Orbada varias actas de defunción de origen desconocido, una de ellas a nombre de Víctor Peralta Borrego, guardagujas de la estación de trenes de Babilafuente durante los sucesos de hace siete décadas. A partir de ahí,la Asociación Salamanca Memoria y Justicia ha conseguido reconstruir el final de los protagonistas de un suceso muy mencionado en toda Salamanca, pero poco conocido.

Todo arranca el 27 de julio de 1936, lunes, apenas ocho días después del golpe del ejército africanista contra la legalidad republicana, un tren que que transporta tropas a Madrid pasa por la estación de ferrocarril de Babilafuente. El guardagujas, Víctor Peralta, se entera y lo comunica a los trabajadores de la antigua fábrica de cerámica de este municipio. Acompañados de algunos republicanos, increpan a los militares. Tan sólo unas pocas horas después del incidente que debió dejar perplejos a los mandos militares que iban en el tren, pistoleros de la Falange avisados sin duda, procederían a su detención. Encarcelados durante más de un mes, fueron juzgados en septiembre, resultando uno de ellos, Francisco García Díaz, sentenciado a muerte y otros trece vecinos de Babilafuente condenados a treinta años de cárcel. Alejo García González fue fusilado a las seis de la madrugada del 27 de septiembre de 1936.

La sentencia de 8 de septiembre de 1936 recoge que en el momento de arrancar el tren de los militares, Francisco García, obrero de la fábrica de cerámica próxima a la estación, se asomó a una ventana con el puño en alto “insultando al ejército e invitando a los demás obreros de la fábrica y a los que había en sus inmediaciones a que manifestasen su hostilidad contra las fuerzas e inmediatamente los insultos fueron secundados y sonaron algunas detonaciones hechas con arma corta contra el tren, que le produjeron heridas a un soldado del Regimiento de Infantería La Victoria, sin que en autos haya podido concretarse quiénes fueron los autores materiales de la agresión”.

¿Qué fue del resto?

Los compañeros de los fusilados permanecen en la Prisión Provincial de Salamanca hasta que se acuerda su traslado a la Prisión Central de Burgos. Sin embargo, este trayecto no llega nunca a completarse. La pista principal sobre el triste destino acaecido a los heroicos compañeros de los fusilados se extrae de las actas de defunción encontradas en La Orbada. Allí figura D. Víctor Peralta Borrego cuya defunción se certifica como "consecuencia de la guerra". No ha resultado difícil a partir de ese dato saber qué ocurrió con el paradero de los republicanos. Sí se sabe porque se ha publicado innumerables veces en la prensa de Salamanca que por aquellos días un individuo llamado Diego Veloz se dedicó a ejecutar a los republicanos de las "sacas" (nombre con el que se conocían las ejecuciones extrajudiciales practicadas sobre los encarcelados sacados de sus celdas por pistoleros de la falange). Aún hoy, sus descendientes andan todavía tratando de evitar que se cuenten las "andanzas" de este lúgubre personaje en La Armuña salmantina.

Fin de la Historia

Una medida de gracia posterior redujo la condena a los ya por entonces, fusilados. Las familias de estos vecinos de Babilafuente se dirigen a buscarlos a Burgos para comunicarles la buena noticia a los presos, pero allí les indican que no se han registrado entradas en el penal a nombre de estas personas. Nunca llegaron. Estas catorce personas fueron fusiladas en localidad de La Orbada, en cuyo monte donde se celebra inconscientemente el Lunes de Aguas, descansan también otros muchos republicanos castellanos. Cientos según el periodista salmantino, Francisco Cañamero, miles según otros testimonios, incluídos en novelas como La Grama de Agustín Salgado.

Fuente: SMJ, Tribuna y Elaboración propia.

Historia y vivencias del Viejo Instituto




Feli Blanco. BABILAFUENTE

Juan José Espinosa o Alberto Monreal, tampoco importa quién a la sazón fuera Ministro de Hacienda en 1969.Lo realmente importante es que con fecha 3 de diciembre de este mismo año sale del Ministerio de Hacienda la aprobación para Babilafuente, de un presupuesto extraordinario, con destino a la construcción de un Colegio Municipal Adoptado de Enseñanza Media Mixto por un total de 4.013.327 pesetas.

La ampliación de la red educativa llevada a cabo por el Ministro Dº Manuel Lora-Tamayo, dio como resultado la aparición de los CLAS (Colegios Libres Adoptados). Esta es la razón, junto con el empeño del Inspector Jefe, maestro que fue en Moríñigo, por la que desde noviembre de 1967 funcionara en Babilafuente y a iniciativa del Ayuntamiento de la época, un Centro de estas características. En unas condiciones muy precarias tanto para alumnos como para profesores, se impartían las clases en casas cedidas por el Alcalde del pueblo: Dº Pedro de Dios, sin más calefacción que la ofrecida por unas estufas de gas. El desplazamiento de los alumnos desde los pueblos de alrededor tampoco era cómodo. Lo hacían en bicicleta, teniendo que soportar las duras inclemencias meteorológicas de los inviernos de entonces.

Los cursos impartidos se correspondían con los cuatro primeros de bachiller, absorbidos posteriormente por la EGB, y los docentes, salvo dos que eran licenciados, uno de ciencias y otro de letras, enviados por el Ministerio, los demás eran contratados por el Ayuntamiento. En esta tarea colaboraron los maestros destinados en las escuelas del pueblo. Uno de ellos, Dº Jerónimo también fue el Administrador del Centro.
Una peculiaridad a destacar es que al depender estas enseñanzas de un Centro de la Capital, con mayores recursos, y al ser mixto, se desplazaban para examinar a los chicos profesores del Colegio Fray Luis de León y a las chicas del Lucía de Medrano.
Este Colegio con su oferta educativa atendió a una población sin recursos económicos ni socioculturales, de zonas rurales deprimidas, cuya actividad económica estaba basada fundamentalmente en la agricultura y que contaba con unos ingresos medios por familia muy bajos.

Construido el Instituto y trasladados los alumnos, en el curso 1971-1972 comenzò la historia de un Centro Educativo y seguro que cambió la de sus moradores.
Como si de una metamorfosis se tratara, fue experimentado cambios, no sólo, en su denominación también en su aspecto. Unas veces lo haría para bien como en el caso de pasar de la calificación de C.L.A a Instituto Municipal Homologado y en otros para no tanto, manifestando un deterioro físico considerable a lo largo del tiempo, sin apenas mantenimiento, salvo en la instalación de la calefacción central ya en la década de los ochenta.
La reordenación de Centros Educativos como consecuencia de la aplicación de la LOGSE, acabó con el Instituto Municipal de BUP creado al amparo de la LODE, como Centro público de carácter rural dependiente del Ayuntamiento y adscrito al INB Torres Villarroel desde el curso 1975-1976.
Finalizado el curso 1996-1997, se echó el cierre a treinta y cinco años de historia de un Centro Educativo, para dar paso a otro nuevo más acorde con las necesidades y exigencia educativas actuales.

En estos tiempos en los que tanto se apela a la memoria, también recordar aquello que encierran las paredes del “Viejo Instituto” es vivir y agradecer.

Atrás quedaron multitud de anécdotas que, hoy cuando el tiempo va dejando también su impronta en cuantos pasamos por allí, nos ayudan a reflexionar y a sentirnos parte de la Historia, de aquella que no aparece en los libros de texto.
Quizás nos riamos hoy de las 1.600 y 1.800 pesetas, que en la década de los ochenta se pagaban de cuota por alumno al mes para los procedentes de Babilafuente y Moríñigo y los del resto de las localidades, respectivamente. Estas cuotas sirvieron para cubrir los sueldos del profesorado contratado por el Ayuntamiento y demás gastos de funcionamiento del Centro.
A pesar de la ventaja que suponía contar con el Instituto en el medio rural para poder continuar los estudios, también significaba un sacrificio para las familias cuando las rentas anuales no superaban las 250.000 pesetas.
Los alumnos que inauguramos en 1975 el Nuevo Plan de Estudios de Bachillerato (BUP), referenciamos también una nueva etapa de la Historia de España. Aquellos días de luto nacional por la muerte del Dictador, Francisco Franco, y por la que se suspendieron las clases, ajenos en muchos casos a lo que aquello significaba, alegraron nuestra existencia. Esos días no se madrugaría y los desplazados comerían caliente junto a los suyos. A buen seguro muchas mochilas permanecieron cerradas hasta la vuelta a las aulas.º
En un ambiente familiar y de respeto, en el que excepcionalmente en el curso 1978-79 se alcanzaron los cien alumnos, transcurrió la humilde formación de sus inquilinos. Formación que era puesta a prueba cada final de curso por profesores del INB Torres Villarroel de Salamanca, Centro al que estaba adscrito . A pesar del tiempo transcurrido es imposible olvidar aquellos nervios, a flor de piel, desde que se subía al coche de línea para desplazarse, hasta el último ejercicio del día siguiente.
Sin más calor en las aulas que el humano y el que continuaban dando las ya viejas estufas de gas y que de paso alguna sotana quemada costara a Dº Bernardo, careciendo de lo más elemental, sin más medios que los recursos humanos -hasta 1983 y a solicitud de los profesores no llegará la compra de un magnetófono para la clase de idiomas y de música y de un proyector de diapositivas para la dialéctica de muchas asignaturas, así como de distinto material para el laboratorio de química-, sin demasiado esmero ni frecuencia en la limpieza del centro, se esperaban tiempos mejores.
Y éstos, a veces sin demasiado silencio, y poco a poco, fueron llegando.
La calefacción central sustituye a las estufas de gas, la limpieza es más frecuente, y se equipan modestamente los laboratorios, el gimnasio y la biblioteca. La enseñanza es totalmente gratuita, todos los docentes son contratados por el Ayuntamiento gracias al convenio establecido con el Ministerio de Educación para su remuneración y mantenimiento del centro, los alumnos dejaron de desplazarse a Salamanca para realizar las pruebas de junio y septiembre y una representación de dos profesores del Torres Villarroel lo hacían para presenciarlas aquí. También las preguntas de examen eran, casi siempre, fijadas por los propios profesores que impartían las clases.
Es en este tiempo de cambios cuando, a través de un proceso selectivo para ocupar uno de los puestos docentes, tuve la oportunidad de volver a sus aulas.
A pesar de los cambios seguían siendo muchas las necesidades. Los docentes éramos conscientes de que con un sistema educativo cada vez más exigente con la enseñanza, la situación de este centro no podía durar mucho en el tiempo.
Siendo las inversiones prácticamente nulas para la modernización de los medios educativos, el esfuerzo de los profesores por aportar el máximo de sí mismos se hacía casi titánico.
Entre tanto la normalidad fue la tónica general. Continuaba el ambiente familiar de años atrás. Los alumnos más o menos estudiosos, siempre fueron respetuosos entre ellos y con los profesores. No hubo nunca graves problemas de convivencia ni de otro tipo.
Quizás a destacar el tema tratado, cada curso, en Consejo Escolar, sobre la falta de alumnos a clase coincidiendo con “El Lunes de Aguas” y siguiente. Días también de la fiesta patronal de Villoria. Ausencias que se repetían siempre que las fiestas de algunos pueblos que enviaban alumnos, coincidían con día lectivo de clase. Esta tendencia se mantuvo cada año, por lo que se consideraba un deterioro en el sentido de la disciplina y del deber del trabajo en nuestros estudiantes más aún con la observación de que esta actuación llevaba la aprobación de los padres. Teniendo en cuenta que el número total de alumnos era escaso, estas ausencias dificultaban el desarrollo normal de las clases de esos días.
Las relaciones de los profesores con las distintas Instituciones de las que dependían: Ayuntamiento de Babilafuente y Delegación Provincial estaban limitadas a lo estrictamente burocrático. Situación que se resolvía a través de los cargos directivos.
La construcción de un nuevo Centro Educativo en Babilafuente era el síntoma más claro de que el Instituto estaba dando los últimos estertores.
Así fue como el Nuevo IES ”SENARA”, del que en este año de 2007 se celebra su décimo aniversario, dio paso a una nueva etapa educativa y con ella a nuevas generaciones de alumnos, hijos en algunos casos, de aquellos que un día pasaron por el “Viejo Instituto”.
Finalizo este artículo con la emoción del recuerdo y la esperanza de que los alumnos que hoy ocupan las aulas de este nuevo Centro, aprovechen, para perfilar su futuro, la oportunidad que les brinda la enseñanza en el medio rural, al igual que lo propició para otras generaciones “El Viejo Instituto”.¡Quién sabe, si alguno volverá como docente.!

Feli Blanco, que fue alumna y docente en el “Viejo Instituto”

El Ayuntamiento de Babilafuente retoma la Biblioteca Municipal

Laura Jorge. BABILAFUENTE




19-9-2010 El Adelanto
El consitorio de Babilafuente ha puesto en marcha un programa municipal de apoyo destinado a la recuperación de la biblioteca ubicada en el Instituto Viejo, junto al consultorio médico, el hogar del jubilado y el tanatorio.

La biblioteca cuenta con cerca de 3000 ejemplares bibliográficos de todos los géneros. Las instalaciones son amplias, soleadas y aptas para llevar a cabo actividades de grupo, como las desarrolladas durante los últimos meses. Este verano se puso en marcha una ludoteca, en la que se ha implicado a la población infantil, que ha aportado ideas y talleres, gracias a estas actividades está aumentando el número de usuarios y lectores que acuden a sus dependencias.
Esta programación otoñal contempla diversos talleres destinados a la animación lectora.

Además, se prentende crear un grupo de historia local en colaboración con la asociación de mayores de Babilafuente, cuyos socios podrán aportar su experiencia y sus propias vivencias.

También se ha proyectado la convocatoria de un certamen poético, así como la gestión de un club de lectura, en la que sus participantes podrán intercambiar opiniones y experiencias de sus aficiones en cuanto a libros y lecturas. Esta programación pretende ser el punto de partida desde el que promover una mayor participación cultural en el municipio, por lo que se apoyará el asociacionismo.

Con la reanudación del curso escolar se ha emprendido otra programación diferente que se alargará durante los meses de otoño. En esta nueva iniciativa colaboran todos los agentes locales que trabajan en Babilafuente, de tal manera que se enriquecen las actividades dedicadas a recuperar y fomentar el uso de la biblioteca y, por lo tanto, el hábito lector de todos los sectores de la población.

Otra de las ideas con las que se trabaja desde la biblioteca de Babilafuente es la de fomentar el trabajo en red con otros centros bibliotecarios de la comarca.

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